LA INCREÍBLE HISTORIA DEL PIRATA PEDRO CABRÓN


Los topónimos canarios, siempre llamativos para el oído no isleño, se refieren a menudo a personajes o lugares por sus nombres prehispánicos, recuerdan hechos notables del pasado o encierran historias sorprendentes, como es la de Pedro Hernández Cabrón, cuyo apellido ha estado estos días en boca de media España por un vertido de «piche» (fuel, alquitrán) en la cala que lleva su nombre, en la isla de Gran Canaria.

La playa de El Cabrón (en Agüimes) recuerda, según refieren las crónicas de la época, a uno de los episodios vividos por este navegante gaditano —que a veces actuaba con respeto a los acuerdos con la Corona y otras como un auténtico pirata—, que llegó a la isla junto con Pedro de Vera, finalmente conquistador de Gran Canaria en 1483.

Aunque se entiende que lo más probable es que no hubieran desembarcado allí sino en Arguineguín, varios kilómetros más al suroeste, algunos autores señalan la hoy conocida como playa de El Cabrón como el punto donde tocaron tierra los tres navíos, o quizá más probablemente, el lugar donde en combate con los canarios el gaditano perdió buena parte de su dentadura.

«Salió Pedro Hernández con una pedrada en la cabeza, y quedó sin algunos dientes y la boca torcida, que no pudo hablar ni comer. Bien vino renegando de los canarios, de la conquista de tales fieras», refiere el texto de Tomás Arias Martín de Cubas «Historia de las siete islas de Canaria», que se puede consultar en su edición facsimilar.

La historia de Pedro Hernández Cabrón fue, además, rescatada en 2010 por el historiador Javier Fornell, en su libro «Llamadme Cabrón. Historia de un pirata», ya dentro del género novelístico, aunque citando los lugares y las gentes de su época, así como varios de los hechos que forman parte de la historia de la Conquista de Canarias. Incluso, llegó a publicar una segunda parte de las aventuras de Cabrón, «Lanza y oro», ya en este año 2014.

En la isla de Gran Canaria existen otros lugares que recuerdan a destacados capitanes españoles, como el Barranco de Siberio, la Cuesta de Silva, Mujica o Trejo, así como accidentes que llevan nombres tan curiosos como la playa del Descojonado, en La Aldea de San Nicolás, en el noroeste de la isla. abc.es

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